¡Siguenos!

viernes, 10 de diciembre de 2010

Y no tener que descubrir a base de caídas que las heridas más profundas son las que escuecen mientras cicatrizan, que las puertas hay que cerrarlas de golpe porque por el hueco más mínimo, se pueden colar las ganas de volver a intentarlo. Que las segundas oportunidades casi nunca funcionan, que las personas son como son y casi nunca cambian. Saber también que hay excepciones, que nunca se debe juzgar a uno como si fuera todos porque no hay dos personas iguales aunque si las haya parecidas.
No dejar los te quiero para mañana porque igual mañana no queda nadie para escucharlos. No tener miedo al rechazo porque el riesgo es la única manera de lograr ser feliz. No callar, no fingir, no guardar rencor por no aclarar los malentendidos. Entender que nadie  es mejor que yo, ni peor, ni igual... porque la única verdad es que todos somos distintos. Y eso no es ni bueno ni malo, tan solo es cierto.



[ANa ]

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