Esos locos que corren yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo los he visto. Pisan hojas secas, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los coches que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren. Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante.
Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan zapatillas de marcas y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla.
No están bien. Se anotan en carreras y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que corren parecido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir por la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un árbol. No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la grada, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar. Les duelen las piernas, , les cuesta respirar... pero siguen. A medida que avanzan,las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de los que aplaude en la grada? Están locos. Yo los conozco bien. Cuando llegan les espera un abrazo,siempre. Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice 'Llegué –Tarea Cumplida'.
Viajan 200 kilómetros para correr menos de diez. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Dos días después de la carrera ya están al día siguiente saltando charcos, braceando rítmicamente, saludando ciclistas,y la gente que te mira. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo andan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Están completamente locos.
alba gutierrez.
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